Miles de Airbnb y alquileres a corto plazo, es decir, estancias menores a 30 días, están a punto de desaparecer del mapa de Nueva York.
Atrás quedaron los días de los departamentos elegantes del centro acondicionados para despedidas de soltera, los espacios acogedores de dos y tres habitaciones cerca de museos para las familias, e incluso la opción de que la gente rentara su hogar los fines de semana cuando estuvieran fuera. Aunque Airbnb, Vrbo y otras compañías del sector pueden seguir operando en Nueva York, las nuevas normas son tan estrictas que Airbnb las considera una “prohibición de facto” para su negocio de reservaciones, según informó Reuters.